Palio di Siena

¿Alguien de vosotros había sentido hablar del palio di Siena? A mi me explicaron que era en mi curso de iniciación a la cultura italiana que hice en Perugia. Por lo que me decían era algo muy interesante y de una gran tradición pero hasta hoy que lo he visto no podía imaginar que fuera realmente tan interesante.

Un palio viene a ser una carrera de caballos que algunos pueblos de Italia hacen en sus calles o plazas. Es algo así como nuestros encierros de toros y el de Siena es el más importante con diferencia.

La cosa consiste en que corren 10 caballos alrededor de una plaza grandísima del centro de la ciudad. Los espectadores están en el centro de la plaza y las gradas o edificios de alrededor. Cada caballo con su “fantino” (jinete) representa a cada una de las “contradas” (barrios, castas, equipos o como se quiera llamar) de la ciudad. El palio di siena tiene una historia de más de 400 años y la rivalidad entre las contradas es grandísima!

El palio es estupendo por tantas cosas. La ciudad (ya bellísima de por si) se transforma con adornos y decoraciones medievales. Cada noche cada contrada hace una cena gigantísima con todos los miembros donde se come, se bebe y se insulta a las contradas rivales. La tensión de los días previos en la ciudad me atrevería a decir que supera la de una final de la champions o de la copa del mundo.

La carrera en si no durará más de 2 minutos pero os puedo asegurar que son dos minutos de puro infierno. Antes de la salida las contradas hacen un desfile con banderas, estandartes e indumentaria medieval. Después de ellos (cosa que dura bastante) salen los caballos. Estos antes de salir tienen que posicionarse de una forma muy precisa, este proceso es muy riguroso y puede repetirse un montón de veces haciendo que se retrase la carrera horas o incluso días. Todo esto hace que segundos antes de la salida se alcance una cúspide de tensión difícil de relatar.

Al final de la carrera os lo podéis imaginar: gritos, llantos, alegría, tristeza, etc… en definitiva, la descarga de toda esa tensión. Esa noche la contrada ganadora hará una grande fiesta para todo el mundo y corrillos de jóvenes se pasaran el resto de los próximos días celebrando la victoria con sus tambores i banderas. A los perdedores no les quedará más remedio que encerrarse en sus casas y aguantar el tirón.